Escribo esto para recordar un día único en mi vida. En
realidad, un día que comenzó varios meses antes, quizás un año, o sin saberlo
el día que me compré mi primera bici.
Cuando decides participar en “Los 10000 del Soplao“
estableces un compromiso contigo mismo, sin darte cuenta estás cambiando tu
forma de actuar y de ver las cosas durante los siguientes meses, planificas tu
tiempo libre de otra manera y sobre todo vas intentando cumplir las pequeñas
metas que te vas fijando. Es ahora cuando entiendes a tus amigos que ya lo han
hecho en años anteriores y has visto como les ha condicionado desde sus salidas
en bici hasta las vacaciones de Semana Santa, pero también cuando tienes que
ser fuerte mentalmente y acallar las dudas que te surgen.
Durante estos meses te has preparado de la forma que has
creído más oportuna para cumplir tu objetivo. No se trata de preparar esta prueba
y su recorrido específicamente, pero sí de practicar tu afición que es salir en
bici y al mismo tiempo ir mejorando tu forma física para llegar esa mañana a Cabezón en un estado
óptimo.
En los primeros meses del año no se desaprovecha ninguna
ocasión para ir con amigos a conocer el recorrido o ir acumulando kilómetros
que te den el fondo necesario para realizar esta dura marcha. Al mismo tiempo
tratas de ser una esponja con todo lo que oyes a la gente que ya tiene una
experiencia previa, según se acerca la cita van surgiéndote nuevas preguntas,
relacionadas sobre todo con la larga duración del esfuerzo (la comida, la
bebida, la postura, los descansos, la ropa, etc.), cuyas respuestas tienes que
tener muy claras cuando llega el día de la marcha.
Los 2 últimos meses, te dedicas a hacer entrenamientos más
específicos acumulando horas de subida, comparando tus tiempos en recorridos
conocidos o haciendo series y kilómetros
con la bici de montaña, incluso alguna otra marcha de menor dureza en la que ir
viendo cual es tu nivel. Llega el momento de inscribirse, quedan pocos días
para el cierre de las inscripciones y ya solo alguna causa de fuerza mayor
puede evitar tu presencia en Cabezón el 21 de Mayo a las 8 de la mañana. En el
último mes haces las partes más duras del recorrido y pruebas como asimilas el
esfuerzo. Los últimos días cambias la rutina y minimizas los esfuerzos,
aumentas la cadencia y controlas las pulsaciones para no sobrepasar tus
umbrales. Aunque a veces vuelven las dudas y tienes algún momento de pereza
ante el gran esfuerzo a realizar, ya solamente te preocupa que haga un buen día
y parece que va a ser así.
El día antes lo tienes todo preparado, no has dejado nada a
la improvisación, has recogido tu dorsal, tienes la bici a punto, la ropa
limpia, la comida y bebida energética preparada e incluso a algun@ coequipier, desperdigado
por el recorrido para darte apoyo. Solamente queda descansar y lo haces aunque
no puedes dormirte mucho antes que cualquier otro día, por la cabeza pasa tu
objetivo y como te vas a sentir cuando lo cumplas o no.
El día 21 de Mayo ha llegado, como llegan todas las fechas
señaladas, poco a poco, lenta e inexorablemente, y es del momento de comprobar
si todos tus esfuerzos y sobre todo todas tus ilusiones van a ser correspondidas.
Toca levantarse mucho antes de lo habitual y desayunar más fuerte, para llegar
a la línea de salida en perfectas condiciones. Como has oído decir siempre a
Perico te asomas a la ventana y compruebas que hace buen tiempo, sonríes. Si
tienes suerte como en mi caso te hacen un maravilloso desayuno y te acercan
desde casa y el encontrar un buen aparcamiento en el colapsado pueblo es un
quebradero de cabeza menos (gracias Rosana).
Cuando llegas a Cabezón te sorprende el increíble ambiente
que hay, aunque lo has vivido la tarde antes cuando has recogido el dorsal,
todavía ves que supera lo que imaginas y cuando te encaminas a la línea de
salida ves que hay muchísima gente que se lo ha tomando tan en serio como tú o
más y ya está preparada casi con una hora de antelación por lo que te tocará
salir desde la parte trasera del grupo. Aún en estos momentos es difícil
hacerte una idea de lo que son 4.000 ciclistas y no será hasta que estés en el
recorrido o veas algún vídeo de la salida cuando te des cuenta de la que se ha
organizado. Has buscado tu lugar entre la multitud y esperas pacientemente que
llegue la hora, a tu alrededor todo son buenas intenciones y compañerismo, a
excepción de alguno de los que siempre hay, que quiere ganar posiciones para
salir antes o estar con sus compañeros. En estos momentos no es difícil
entablar conversación con un desconocido ya que todos estamos en parecidas
circunstancias. Por lo temprano que es hace un poco de frío, pero el ambiente
lo compensa.
El “speaker” va apuntando
la cuenta atrás y la hora se acerca poco a poco, las autoridades locales tienen
unas palabras para los participantes, suenan las gaitas, hay algún participante
ilustre de última hora, ¡el ambiente es magnífico!
Últimos 5 minutos, por megafonía suena AC/DC, y ya
solamente quieres salir. Te sientes como un toro en San Fermín y repasas
mentalmente los puntos que crees problemáticos del recorrido. Anuncian la traca
que dará paso a la salida y la música suena más alto, la gente a tu alrededor
está tensa, pero todo el mundo transmite buenas vibraciones.
Han dado la salida, la música sigue sonando, pero no vas a
moverte hasta dentro de 5 minutos mientras lo van haciendo los ciclistas que
tienes delante, cuando por fin lo haces y pasas por la línea de salida te choca
lo que va a ser la constante durante todo el día, ¡los aplausos del público!,
te preguntas que hace tanta gente tan temprano allí cuando el año antrior ni tú
con tu gran afición has ido a verlo, te sientes un poco fuera de lugar
recibiendo ánimos y aplausos, ahí te das cuenta por primera vez de que va a ser
un día muy especial.
Estas primeras pedaladas las das tranquilo y con cuidado de
no tener ningún enganchón, supongo que no tiene nada que ver con la gente que
ha salido en los puestos delanteros, ves como te pasa gente por los lados y tú
también aprovechas y vas pasando a quienes se lo toman aún con más calma. La
primera subida del día, el Monte Corona se aproxima y con ella algún momento de
tensión a la entrada de la pista en el cruce, pero antes ves a los primeros
desafortunados que han pinchado o sufrido alguna avería.
Cuando entras en la pista una nube de polvo te recuerda que
vas en mitad de la manada, afortunadamente el piso es muy bueno y vas
recuperando algunas posiciones sin hacer un gran esfuerzo, alguna mirada al
pulsómetro para comprobar que tus sensaciones se corresponden con lo que indica
y para arriba. Ya no vas a volver a tener frío en todo el día. En los tramos
más duros de nuevo muchos espectadores animando y un ambiente fabuloso y sin
darte cuenta se llega a la cima. De esta primera ascensión lo que te sorprende
es el descenso que no recuerdas tan largo y que se hace poco llevadero por la
gente que te adelanta por los lados y el polvo. Es aquí donde se ven las
primeras caídas, pero sin consecuencias.
Tras el descenso y el paso por el primer pueblo, Rioturbio,
donde la gente te vuelve animar, llega sin solución de continuidad la segunda
subida del día, San Antonio, corta y dura donde hay que aprovechar para seguir
sobrepasando a gente con menor ritmo. La dureza de algunas de sus rampas hacen
que se formen tapones, pero sin peligro y controlando de nuevo las pulsaciones
se llega arriba rápidamente donde de nuevo la gente anima. En el descenso es el
momento de beber y comer por primera vez, ya hemos sobrepasado la primera hora
de la marcha y hay que empezar a cuidar esos aspectos según el plan establecido
en los días previos, pero sin parar en el primer avituallamiento de la
organización en Caviedes.
Avanzamos en el recorrido y tras un tramo de carretera se
llega a uno de los puntos señalados de la marcha, “La Cocina” la subida con
peor piso y unas rampas muy duras. Las dudas de si se podrá afrontar subido en
la bici de disipan pronto, cuando llegas ves un increíble gentío y un tapón
monumental de ciclistas que hace que te tengas que apear de la bici. Es el
momento de aprovechar la parada para hacer aguas menores y tras evitar alguna
caída patear durante 1 kilómetro hasta que la pendiente decrece y se puede
continuar montado sin riesgo. Aun así hay algún valiente que logra subir sin
descabalgar pidiendo paso y generando todo tipo de comentarios, en mi caso
positivos. Al mismo tiempo los participantes forasteros dejan claro su
desconocimiento del recorrido confundiendo la subida actual con otras que están
por venir. En este tramo las pulsaciones se disparan y los gemelos se
sobrecargan, pero al llevar aún pocos kilómetros de marcha se recupera
fácilmente y todo queda más como anécdota que como otra cosa.
Cuando por fin se sale de esta pista un breve ascenso y
descenso por carretera nos lleva al pie de la siguiente ascensión en Caviña
donde la gente del pueblo y los seguidores de la carrera que se han acercado
por la carretera de nuevo animan de forma espectacular, se ha superado La Cocina
y hay que celebrarlo.
Estamos a los pies de las montañas donde se encuentra la
Cueva del Soplao y hay que subir por una espectacular pista que zigzaguea a lo
largo de 4 km. Este tramo aunque duro es más escénico que otra cosa ya que se asciende
de forma constante y sin rampas. Para el próximo año se convertirá en una
carretera perfectamente asfaltada que dará un segundo acceso a la cueva, por lo
que la marcha ya no será la misma. Sigues recuperando posiciones y buscando tu
lugar en la marcha, aunque viendo todo lo que llevas por delante y te parece
que vas muy atrás. Tras un breve descenso sales a la carretera que da acceso a
La Cueva del Soplao en cuyo parking espera el primer avituallamiento del día.
Una breve parada para comer un plátano y reponer agua y
bebida energética y de nuevo en la bici para afrontar el técnico descenso a
Celis, con su característico barro rojo que recuerda las minas que hubo en esos
lugares. Todavía con la imagen en la cabeza del hormiguero que es el
avituallamiento, donde la gente deja sus bicis en el suelo y se precipitan
sobre los puestos de comida desciendes mientras los más valientes y técnicos te
pasan por todas partes, los miembros de la organización señalan perfectamente
las zonas peligrosas, pero siempre hay “bikers” que apuran demasiado y caen.
“El que se dedique a recoger todos los bidones que se caen de las bicis se
forra”. La última parte del descenso es muy inclinada y el piso es de hormigón
rayado por lo que se hace más cómoda, tras un estrecho paso por el pueblo se
sale a la carretera en Celis.
Ha llegado el momento de comer una barrita, ya van más de 2
horas de marcha y los próximos kilómetros son cómodos. En este tramo es muy
importante no quedarte solo y entrar en algún grupo por lo que tras alimentarse
toca hacer un esfuerzo en la subida a La Cotera para en el descenso hacia
Puentenansa contactar con el grupo de delante. Desde aquí y hasta Carmona
táctica CBR (comer, beber y a rueda).
Para llegar a Carmona se cruza el río y se entra en una
pista que lleva al pueblo, al pasar entre sus calles de nuevo muchos ánimos de
la gente que ese día se ha visto invadida por “Los 10000 del Soplao”. Tratas de
no descolgarte del grupo bueno y progresar entre los rezagados antes de salir a
la carretera que lleva siempre en ascenso hasta el comienzo de la subida a
Monte AA. En este tramo sorprende el fuerte ritmo que llevan algunos y lo
comentas con los compañeros de grupo creyendo que desconocen lo que se avecina,
así como la moral de los seguidores que animan en cada curva.
Llegas a Puente la Riega y comienza la corta, pero durísima
subida a Monte AA, son 3 kilómetros que te pueden vaciar y donde hay que
regular. Te dan la bienvenida unas rampas no muy duras, pero los gritos de la
gente más delante te hacen intuir lo que se avecina, una primera y corta rampa
al 18% que se pasa bien. Vas dejando atrás a los que han entrado muy fuerte en
la subida y en el falso llano tratas de recuperar para acercarte a lo parte
hormigonada que es el tramo más duro de cerca de 1 km, “el muro de Grammont”
29% de desnivel marca el ciclocomputador, paso estrecho con mucha gente
animando con pancartas a los lados y sigues en tensión sobrepasando ciclistas y
evitando enganchones, es uno de los “momentos únicos” del día, donde te sientes
ciclista y donde hay que tener sangre fría y no hacer esfuerzos que se puedan
acusar después. ¡Que espectáculo debe haber sido el paso de los primeros por
ahí!
Se acaba el hormigón y con ello lo más duro, queda otro
kilómetro para coronar y aprovechas para seguir dejando gente atrás. Mucha
gente, la misma que te pasará bajando, jeje. Es el primer momento de la marcha
en el que puedes pensar en acabar, si las sensaciones son buenas y no te has
desgastado. Has superado la 3ª hora y el tiempo es bueno ¡el objetivo está más
cerca!, se te viene a la cabeza contárselo a Rosana, te emocionas y piensas que
es muy pronto para eso.
El descenso hacia Ruente lo tomas como recuperación, debes
ser el único, ¡te pasan por todas partes! y tras tener que esperar a que abran
el cruce en la carretera general (unos minutos de mucha tensión), llegas al
pueblo con un paso espectacular por el puente, otro de esos “momentos únicos”
del día. Aquí te vuelves a sentir cohibido por la cantidad de gente que está
viendo la marcha y animando, pero te creces. El tramo que viene lo tomas con tranquilidad y aprovechas
para llamar a casa y decir que todo va bien y puede que llegues antes al lugar
de encuentro (llevas más de 4 horas de marcha, muy concentrado, y te sientes un
poco solo aunque estés rodeado de gente). Tras pasar Ucieda llegas siempre en
falso llano al segundo avituallamiento del día. Otro plátano, recargar sales y
agua, otra barrita. Sales del pequeño caos que este avituallamiento, que te
parece el más importante de la ruta con asistencia médica y mecánica, tras
hacer aguas menores por segunda vez y quitarte la ropa de abrigo, tiras para
arriba.
Llegas a uno de los momentos definitivos aunque todavía
queda más de la mitad del recorrido, la gente que lo ha hecho antes dice que es
donde está la clave. La primera y larga subida a El Moral. El comienzo es duro
y machacón con un 10% sostenido y suelo botoso, para colmo los calambres hacen
su aparición (te acuerdas de quienes te los han mencionado últimamente) y
aunque tratas de bajar el ritmo para ver si desaparecen sigues pasando gente
aunque menos y también hay compañeros que salen repuestos del avituallamiento y
te pasan. Tras los 2 primeros kilómetros muy concentrado, desaparecen y coges
un buen ritmo en esta parte dura de la subida solo pendiente de no pasarte de
pulsaciones y adelantando gente que va más despacio. La temperatura es muy
buena y hace sol.
Conocer esta subida es fundamental y mientras va pasando,
te vas acercando a una zona menos dura en el kilómetro 5 que se agradece. A la
salida de esta zona un gel viene muy bien a las fuerzas. Hace rato que ha
quedado atrás la zona arbolada y poder ver el maravilloso paisaje también te
anima. El helicóptero de la policía nacional te sobrevuela, es el “no va más”
parece el Giro de Italia. Durante lo que se lleva de subida la has compartido
con la gente que la hace a pie y les has animado. Poco a poco nos acercamos a
Tordías, lugar que conoces muy bien ya que te encanta, las emociones afloran de
nuevo. Sigues pasando a mucha gente, algunos se han bajado y otros han parado a
descansar, es una subida demoledora si vas por encima de tu ritmo. En Tordías
hay gente animando y algún conocido, estos ánimos se agradecen mucho porque
ahora ya la marcha está rota y sabes que son para ti.
Tras la última y dura rampa donde tomas otro gel, en El
Moral una pequeña parada, la asistencia de un amigo al que te hace ilusión ver y
rápidamente para abajo. Es muy importante no cruzarse con los primeros de la
marcha mientras bajas para evitar riesgos innecesarios, según mis cálculos hay
posibilidades de ello y antes de terminar el descenso ya están ahí. Desde que
ves el anuncio de que vienen sientes curiosidad por quién irá primero en ese
otro Soplao tan distinto del tuyo. Hace muy bueno y no ha sido necesario abrigarse,
aunque al fondo se ve una tormenta que amenaza con hacer Cruz de Fuentes aún
más duro.
Terminas la bajada en el cruce, de nuevo te supera mucha
gente en el descenso, pero ya son menos, se nota que esta subida ha hecho
diferencias. Rumbo a Barcena Mayor parecen los Alpes en el Tour, las cunetas
llenas de coches, furgonetas, carpas con gente comiendo y mucho sol. Ahí vas
buscando a Rosana con la que has quedado en ese tramo para que te de el avituallamiento,
no la localizas y te pones nervioso por si la has hecho ir hasta allí y no la
has visto, finalmente pasas Bárcena Mayor donde está en el avituallamiento de
la organización, oyes tu nombre y enseguida la ves junto a la pista. Allí toca
comer un sándwich, que no entra muy bien y un plátano. También reponer sales
(cambio de sabor) y agua. Un barrita, un beso (te habría gustado tener más
tiempo y que no hubiese tanta gente), una foto de recuerdo y de nuevo a subir. Queda
Cruz de Fuentes el coloso del día y el momento de la verdad. Este
avituallamiento al igual que los anteriores es un hormiguero.
El comienzo de Cruz de Fuentes se hace tendido, aunque lo
conoces, cada vez que lo subes es distinto. Vas digiriendo la comida y subiendo
poco a poco el ritmo, las gafas de sol recién cogidas parecen una mala elección,
comienza a chispear. La cosa se pone negra y más cuando vuelven los calambres.
Estamos llegando a la parte dura y hay que reducir y concentrarse, pese a todo
sigues pasando gente de forma continuada. Quedan
los últimos 5 kilómetros, los más duros y tomas gel energético. Bebes de forma
periódica, las sensaciones no son malas, pero la subida es dura y se empieza a
notar el cansancio acumulado. Ya van más de 7 horas y 100 kilómetros. El suelo
está mojado y sigues oyendo los truenos, parece que te vas a librar de la
lluvia y por un momento te alegras de no andar más y haber llegado antes a ese
tramo, como algún conocido que ahora estará subiendo Venta Vieja empapado.
Cuando te indican que quedan 2 kilómetros empiezas a estar
un poco harto de la subida, la gente animando a los lados de la pista y piensas
que no se van a escapar de una buena mojadura. Poco a poco sigues pasando gente
y después de otro gel se llega arriba donde hay un avituallamiento en el que no
se para. Por una pista que sale a mano derecha, entre falsos llanos
descendentes y ascendentes, se llega al verdadero descenso que durante 4
kilómetros, los últimos muy escarpados e inclinados lleva al pie de la última
subida. Se hace con cuidado para evitar una caída y ya no pasa tanta gente, es el
momento de comer otra barrita y van…
El comienzo de la subida a Venta Vieja es duro y se
agradece el conocerlo y saber que la primera parte es para regular, pero pasa
rápido, la pista aunque peor que las anteriores está en buen estado y enseguida
coges marcheta con el platillo. La gente explota y para a descansar a los lados
de la pista, recuerdas lo importante de hidratarte y sigues bebiendo con
frecuencia para evitar que vuelvan los calambres de Cruz de Fuentes. Cuando
sales de entre los árboles, en la parte donde se empieza a ver Ozcaba, hay
grupos por delante a los que cazas antes de ese avituallamiento. La gente está
deseando parar y hay un ambiente espectacular de público y organización, pero te
encuentras fuerte y has tomado la decisión de seguir para no coger frío y
perder el ritmo antes de la parte final de Venta Vieja.
Llega el momento del subidón, un poco de gel y bajas algún
piñón, lo peor está pasando y el Soplao ya casi es tuyo, te emocionas y piensas
en mejorar el tiempo previsto ¡si sale mal la última subida se hace aunque sea
andando!. Es en estos momentos donde vuelves a pasar a un montón de gente y la
parte alta de la subida entre la niebla tiene tintes épicos, es otro de esos
“momentos mágicos” del día en los que te sientes como los que tantas veces has
visto por la tele. Tras superar alguna última rampa que aparece entre la
niebla, con la que no contabas, y superar los falsos llanos que llevan a la
cumbre, se llega al Refugio donde la gente te anima de nuevo con el Kalimocho
en la mano. Hemos superado las 8 horas hace un rato.
El descenso es rápido y los primeros kilómetros de pista
están algo peor, gracias a Dios mejora en la última parte y entre la gente que
te pasa se llega a Colsa. Ya por asfalto entras en Los Tojos y la gente del pueblo
te hace la ola ¡“pa flipar”!, estos ánimos parecen mayores que todos los que
has recibido hoy, sin duda por el subidón de ánimo que llevas viendo lo que
estás consiguiendo. Tras las paellas de Los Tojos y esquivar una ambulancia que
sube a buscar a alguien que no ha tenido suerte en la bajada, toca agarrarse a
un grupo de gente que te pasa antes del cruce, con ellos se llega al cruce de
Juzmeana, donde está Rosana esperando junto a la carretera con otro
avituallamiento. Llegas acelerado y con malos modos, comes un plátano, repones
barritas, geles, sales y agua, das un beso a Rosana y te sacan una foto de
recuerdo. Rápidamente a seguir el camino que ya solo queda una subida y puedes
conseguir un tiempo digno, te ha quedado mal sabor de boca por las prisas.
Al comienzo de la subida a Juzmeana cuesta coger el ritmo
adecuado, las rampas en estos 3 primeros kilómetros no son duras, pero se nota
el cansancio acumulado, quieres regular porque sabes que lo duro está al final,
pero llevas la moral muy alta y te creces. Al final se va cogiendo un ritmo y
vuelves a empezar a sobrepasar gente, entre los que te pasan te enganchas a 2
que llevan un ritmo parecido al tuyo y decides sufrir para hacer con ellos el
resto de la subida. Cuando comienzan los últimos 4 kilómetros hay un rosario de
gente en la pista y las vistas de a donde hay que subir te duelen en el alma.
Pasas a 2 valientes que hacen la marcha con bici de ciclocross, aunque no los
entiendes y continuas poniendo ahora tú el ritmo a los compañeros. Conoces la
subida de los entrenamientos, pero hoy se hace más larga y dura, buscas las
referencias que tienes, la curva donde cambia el sentido, el depósito del agua
(¡joder cuanto falta!) y ves alguna imagen de esas que te habían contado de
ciclistas vomitando.
Ya llevas más de 9 horas y
hablas con los compañeros de subida para distraerte.
Ahora
si que pasas gente por todas partes, parece que en este nivel de la marcha
somos los únicos con plato mediano y vamos dejando mucha gente atrás,
izquierda, derecha, centro, pasas por todas partes y te creces. El famoso
depósito del agua no llega y por primera vez sufres, pero al final compruebas
que solo queda 1 kilómetro, el último de subida, un poco más de gel y tiras
para arriba. En los últimos metros hablas con los compañeros de subida que
quieren parar en el avituallamiento, bajas 1 piñón y no paras, ¡¡YA ESTÁ!!.
Otra vez en El
Moral, ese momento en el que has pensado tantas veces durante lo que va de año,
pero no hay tiempo para emocionarte, ya has asimilado hace un par de horas que
vas a acabar el Soplao y tienes un nuevo objetivo, el tiempo que quieres
alcanzar.
Cargas el plato grande y pasas junto
a un animador que todavía sigue ahí gritando con los campanos como hace más de
4 horas y seguro que muchas más. Le saludas y cuando te das cuenta llegas a los
falsos llanos donde te acuerdas del plato y de lo capullo que eres. Así todo
sigues pasando a algún ciclista más y entre la niebla llegas a Tordías. Ya todo
es rápido descenso, bebes y metes todo lo que tienes, tras un susto en una
primera curva, se baja muy deprisa, tanto que tardan en pasarte unos cuantos
kilómetros y no lo hace mucha gente. Compruebas el tiempo, la velocidad media y
aprietas. Duelen mucho las manos en la última parte del descenso (cuando llegues
a meta te darás cuenta que no has desbloqueado la amortiguación) y llegas a
Ucieda donde ya la gente está de recogida.
Los que te pasan te recuerdan que
hay que hacer un último tramo a tope hasta meta y no dejarte llevar, cuesta
mucho, pero te enganchas a un grupo en el que tiran los compañeros de la última
subida. Entrando en Ucieda un coche te hace cortarte del grupo. Al llegar al cruce
de la carretera tiras y dejas a los que se han cortado contigo, pero ya no
puedes volver a engancharte. Santa Lucía, Santibañez, Carrejo, te relajas y llegando
a Cabezón, entre los coches desde los que la gente sigue animando, te vuelven a
pasar los que se habían quedado contigo y te reenganchas entre el peligro de la
circulación abierta. En un momento se llega a la zona vallada.
¡¡IMPRESIONANTE!!, que cantidad de
gente animando, más que en la Vuelta a España, es otro “momento mágico”, te
sientes ciclista, la única pena es lo rápido que pasan estos últimos metros,
oyes llamarte a algún conocido y pasas la meta donde está la familia. Se acabó,
eres un HÉROE, has conseguido todos tus objetivos y no sientes nada de
cansancio. Frenas y saboreas lo que has hecho durante 5 segundos. Es el momento de ir con los que te quieren,
por suerte han ido unos cuantos a verte y a acompañar a Rosana.
Jorge
Fernández Quevedo
Puesto
822 (10h 33m 54s)